Comentario
Sin embargo, la materialización de esas ideas en obras concretas no tuvo un desarrollo pleno. El estallido de la Guerra Civil (1936-1939), la crisis consiguiente y la evolución de los acontecimientos eliminó una perspectiva de futuro, de tal modo que no podemos entrever hoy hasta donde hubiera sido fecunda la labor del GATEPAC, en el caso de haber sido continuada. No obstante, en parte por estos hechos históricos irreversibles, se ha puesto en cuestión la incidencia real y social de este excepcional grupo. Para unos (Oriol Bohigas y otros arquitectos catalanes en general), su actividad quedaría reducida prácticamente a la obra del GATCPAC o Grupo Este, con una arquitectura asumida por la Generalitat y siendo la más importante manifestación artística catalana desde el Modernisme; para otros (caso del bilbaíno y activo en Madrid Juan Daniel Fullaondo), la personalidad de Fernando García Mercadal o el mismo Edificio Capitol en la Gran Vía madrileña, tendrían más valor que todas las obras del GATEPAC puestas una detrás de otra. Este enfrentamiento en los enfoques, aunque encierra fundamentos más interesantes de lo que pudiera parecer y dentro siempre de esa polémica sin fin Madrid/Barcelona, pone en evidencia al menos una cosa ya anunciada: la primera arquitectura moderna en España no se realiza en exclusiva por mano de los miembros relativamente integrados en el GATEPAC, sino que hay también otros arquitectos, más o me- nos próximos a sus ideas, que la introducen y la practican por su cuenta incluso antes de su formación en 1930.
Este es el caso del mismo impulsor del grupo Fernando García Mercadal. Nacido en 1896 (Zaragoza), su inquietud, vitalidad, movilidad y versatilidad no tienen parangón, haciendo que su figura rebase no solamente el ámbito aragonés sino también el español. Se había titulado en 1921 por la Escuela de Madrid. Fue compañero de promoción de Luis Lacasa y convivió con profesores de gran talla, como Teodoro de Anasagasti o Modesto López Otero, contra quienes se rebelará llegado el momento como todo buen estudiante que va más deprisa. En 1923, gana la pensión para la Academia Española en Roma (con un Proyecto de Templo Monumental en la Pradera de San Isidro de Madrid, 1923; enviando desde allí otro sobre La Casa del Fauno en Pompeya, 1925; ambos todavía bajo un conveniente rigor academicista). A partir de entonces lleva a cabo una personal impregnación o interpretación de la arquitectura y del urbanismo que se hacen en Europa -teniendo consecuencias futuras para nuestro país cuando regrese-, dando en buena parte cuenta de ello mediante la revista "Arquitectura", en la que colaboraba desde estudiante: al principio, sin alinearse decididamente con el movimiento moderno; ya en 1924, sacudido por el impacto que le produce la Viena de Adolf Loos; en 1925-1926, interesado por el Seminario de Urbanismo de Hermann Jansen en la Escuela Técnica Superior de Charlottenburg; en 1926, difusor en la revista de sus primeras apreciaciones sobre la Arquitectura mediterránea, al igual que en 1927 publica su "Horizontalismo o verticalismo" y, también en este mismo año, haciéndose eco de la Weissenhofsiedlung patrocinada por la Deutscher Werkbund en Stuttgart (donde se experimenta bajo dirección de Mies, Behrens, Gropius, Hilberseimer, Le Corbusier, Oud, etc.- con modelos de viviendas funcionales, baratas, higiénicas y dignas), lo cual le animará para plantear un Concurso de Vivienda mínima en 1929, sin desatender por ello la Casa popular en España (1930).
Esta impregnación de lo mucho visto y discutido desde Europa le pone en condiciones de afrontar esta famosa opera prima con valentía y contra corriente: El Rincón de Goya (1926-28, Zaragoza). Sus viajes por el extranjero le avalan. Se trataba de erigir un monumento con motivo del centenario de la muerte de Goya, sin embargo Mercadal no está dispuesto a proyectarlo según la tradición; por el contrario, en lugar de concebirlo a modo de gran pedestal monumentalista, decide crear un pabellón abierto a jardín, en el que se integrarían biblioteca con libros para estudiar a Goya y sala de exposiciones para conocer mejor su obra, más dependencias complementarias. Desde Rodin y luego con Brancusi no se había conocido ni se conocerá revolución semejante en un monumento al aire libre. Mercadal hace uso de la estructura de hormigón, que, al sostenerse a sí misma, permite perforar el muro y cerrar la obra con grandes cristaleras que permeabilizan el espacio exterior. Aquí se dan cita las esenciales y existenciales pautas de referencia del ser humano, las líneas verticales y las líneas horizontales que en tensión, o contraposición compensada, componen una obra cúbica, nítida, desnuda, asimétrica, loosiana, neoplasticista, abstracta. Las cubiertas son planas, los acuerdos ortogonales sólo Wright sabe integrarlos en el paisaje; pero poco importa el clima, ni el medio, es el nuevo lenguaje moderno, el racionalismo con porvenir, polivalente y para todo el mundo. De este modo, Mercadal pasa del Monumento a Goya al Rincón de Goya (concomitante con su Casa Alvaro Bielza, 1925; su Villa Amparo, 1927,. Mallorca; su propia casa del Parque Residencia, 1931, calle Carbonero y Sol, Madrid; o con el Proyecto de Museo de Arte Moderno, Premio Nacional de Arquitectura 1933). Las críticas hechas en el momento de su inauguración -como pensar irónicamente que era una obra sin desembalar-, carecen de relevancia histórica, pues son consustanciales a todo rebelde que se precie de tal. Sin embargo, Mercadal realizaba una obra de ruptura que llena su curriculum y le acredita antes de formar el GATEPAC. ¿Acaso cambió su voluntad de estilo por integrarse en el grupo?
Desde 1930 prosiguió con su labor, alimentada en los debates del CIRPAC a los que había asistido (Frankfurt, 1929; Bruselas, 1930), manteniendo el mismo espíritu y lenguaje modernos que antes al concebir proyectos o pequeñas obras que llega incluso a publicar en la revista "A.C.": Proyecto de Ensanche para Ceuta (1930. "A.C." n.º 2. 1931); las desaparecidas Casa Doctor Horno (1931) en Paseo María Agustín de Zaragoza y Casa Díaz Caneja (1931) en calle Zurbano de Madrid (ambas en "A.C." n.º 3. 1931); Proyecto de Estación de Autobuses para Burgos (1929), colab. con S. Ulargui ("A.C." n.º 3. 1931); Proyecto de Grupo Escolar para Bilbao (1932), colab. con R. Aníbal Alvarez (A.C. n.º 9. 1933). Luego -tras obtener el cargo de Arquitecto Jefe de la Oficina de Urbanismo, Parques y Jardines del Ayuntamiento de Madrid (1932-1940)-, dado su distanciamiento del grupo, ya no es igual. Su capacidad de organización y de gestión -que le permitió antes traer físicamente a conferenciantes arquitectos como Le Corbusier, Gropius, Theo van Doesburg o Mendelsohn para exponer sus ideas en la Residencia de Estudiantes de Madrid-, disminuyó sin duda. Su carácter emprendedor y su entusiasmo languidecen durante la postguerra, una vez se vincula como arquitecto al Instituto Nacional de Previsión (1949), aunque se le puede ver todavía como un auténtico archivo viviente por la Biblioteca del COAM, respondiendo impetuoso y con amabilidad -pese a su acentuada sordera- a cualquier consulta hecha hasta poco antes de morir en 1985.